Uno de los comestibles más ampliamente utilizados en nuestra sociedad con repercusiones nocivas en nuestra salud es el azúcar. El azúcar es un producto altamente refinado que no existió durante generaciones.
Exento de cualquier nutriente, sólo aporta calorías vacías, y además tiene gran capacidad adictiva. De hecho se ha visto que en el cerebro el azúcar tiene efectos parecidos a la cocaína.
Durante un tiempo y debido sobre todo a diversas campañas publicitarias, se creyó que era un alimento saludable; ahora está claro que es todo lo contrario:
– Nos desvitaliza; al carecer de todo tipo de nutrientes nuestro cuerpo tiene que robar vitaminas (sobre todo del grupo B) y oligoelementos de su propias reservas para poder hacer uso de él.
– Acidifica el medio interno lo que provoca que el cuerpo tenga que robar calcio de sus huesos, favoreciendo la consecuente osteopenia y osteoporosis.
– Bloquea el metabolismo del magnesio afectando a la formación de moléculas inmunoprotectoras de las que éste forma parte.
– Debilita el Sistema Inmunitario, disminuyendo la acción de los glóbulos blancos haciéndonos propensos a infecciones por bacterias, levaduras (cándidas) y parásitos.
– Afecta al metabolismo de los lípidos y la salud cardiovascular (arterioesclerosis), aumentando el colesterol y lípidos sanguíneos y favoreciendo la oxidación arterial.
– Engorda y no tiene nada de fibra lo que facilita la aparición de divertículos en el colon-sigma.
– Al absorberse rápidamente produce picos de glucosa en sangre que van seguidos de bajadas de glucosa en sangre; esta dinámica agota al páncreas produciendo descargas de insulina; dinámica que a su vez puede ser preludio de la diabetes.
– Agota el sistema nervioso produciendo cansancio, debilidad, irritabilidad y agresividad.
– Se ha visto que disminuye la capacidad intelectual y que afecta al estado de ánimo, con excitación física y mental seguida de depresión física y mental.
Otros síntomas relacionados son: caries, impotencia y eyaculación precoz, hiperacidez estomacal, retención de líquidos, alteración de la flora y del tránsito intestinal, y activación de procesos inflamatorios.
La recomendación es clara: evita el consumo de azúcar; hoy en día hay endulzantes naturales mucho más equilibrados; si necesitas endulzar algún plato prueba las melazas o mieles de cereales (arroz, cebada, trigo…), ¡te sorprenderán!
Eva López Madurga – Bio Eco Actual Octubre 2016
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