Cuando los niños son testigos de una conducta buena o mala, sus cerebros muestran una respuesta emotiva inmediata. Sin embargo, de acuerdo con un estudio, se necesita algo más que una valoración moral automática para que los niños actúen con generosidad.

Definen si un acto es bueno o malo, pero para que compartan se requiere algo más.

Definen si un acto es bueno o malo, pero para que compartan se requiere algo más.

Los niños pequeños tienen reputación de ser egoístas, y a menudo lo son, dice Jean Decety, profesor de psicología en la Universidad de Chicago. Sin embargo, estudios previos han demostrado que aun los bebés son sensibles a la desigualdad, y que los niños de uno a dos y medio años tienen la capacidad de actuar en beneficio de los demás.

Para averiguar de dónde viene ese tipo de generosidad, Decety y su colega Jason Cowell monitorearon la actividad eléctrica cerebral de niños de tres a cinco años, mientras éstos observaban escenas solidarias y perjudiciales, y cuando en la práctica tomaban decisiones acerca de cómo tratar a un niño desconocido.

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A los niños les fueron entregadas 10 calcomanías, y se les dijo que podían conservarlas. También se les informó que el siguiente niño en entrar no recibiría ninguna calcomanía, y luego se les preguntó si querían dar alguna de las suyas a ese otro niño que no conocían. Si deseaban actuar generosamente, podían poner las calcomanías de las que quisieran desprenderse en una caja cuando nadie los viera.

En promedio, los niños compartieron poco menos de dos de sus 10 calcomanías. La evidencia neuronal indicó que las valoraciones morales de los niños dependían de una combinación del procesamiento temprano y automático al observar escenarios solidarios y perjudiciales, y más adelante, de una revaluación más reflexiva de esas circunstancias. Fue el segundo paso por si solo lo que predijo si un niño compartiría sus calcomanías.

El estudio puede ofrecer información útil para los padres que quieren que sus hijos experimenten el ánimo de dar, explica Decety. «Estos resultados proporcionan una idea interesante de que, al promover en los niños la reflexión sobre el comportamiento de otros, podemos fomentar en ellos la generosidad», añadió.

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