microbiotaEn la escuela nos enseñan que el cuerpo humano está constituido por células, tejidos, órganos y sistemas que trabajan en conjunto para mantener su funcionamiento.

Lo que pocas veces nos mencionan es que nuestro cuerpo también contiene billones de microbios que juegan un papel muy importante en la salud humana.

Estos microorganismos (bacterias, hongos) a los que colectivamente se les conoce como microbiota, viven en cualquier parte del cuerpo que se encuentra expuesta al medio ambiente, como la piel, la nariz, la boca, el área genital y el tracto gastrointestinal.

Cabe aclarar que los microbios de los que estamos hablando no son aquellos patógenos que causan enfermedades, sino todo lo contario, la presencia de estos microorganismos nos resulta benéfica.

Nuestra microbiota nos provee de nutrientes esenciales, nos protege de patógenos y nos ayuda a desarrollar nuestras defensas.

Debido a que estos microorganismos son fundamentales para nuestra vida, es útil pensar que los humanos realmente somos “supraorganismos” compuestos de células humanas y microbianas; tan solo revisemos los siguientes números: se estima que del total de células presentes en nuestro cuerpo sólo el 10 por ciento corresponde a células humanas, mientras que el 90 por ciento restante son células microbianas, en su mayoría bacterias.

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 ¡Se podría decir que somos más bacteria que humano! Sin embargo, también hay que tomar en cuenta que las células bacterianas son mucho más pequeñas que las humanas y por lo tanto se calcula que nuestra microbiota sólo contribuye con uno o dos kilogramos al peso de un humano adulto.

Como “supraorganismos” también tenemos dos tipos de genes, los humanos y los de nuestra microbiota, este último conjunto se le suele llamar microbioma. El genoma humano contiene aproximadamente 23 mil genes, mientras que nuestro microbioma posee alrededor de 3 millones de genes. Es decir, poseemos 100 veces más genes de origen microbiano que de origen humano.

microbiota-diversa-de-bacterias-y-hongos3La presencia de estos genes expande nuestras capacidades, y por esto se le considera nuestro segundo genoma. Un ejemplo claro de esto es la digestión de azúcares, también conocidos como carbohidratos.

Mediante la dieta ingerimos cientos de diferentes tipos de azúcares que durante la digestión son degradados a componentes más simples para obtener energía.

Nuestro genoma posee alrededor de 20 genes encargados de digerir dichos azúcares, limitando nuestra habilidad para degradar este tipo de moléculas.

En contraste, el genoma de una bacteria que habita el tracto gastrointestinal humano, llamada Bacteroides thetaiotaomicron, contiene más de 260 genes que degradan diversos carbohidratos.

 La presencia de esta y otras bacterias nos ayuda a obtener energía de la mayoría de los carbohidratos que de otra forma seríamos incapaces de digerir.

bacEn el laboratorio de Emily Balskus en la Universidad de Harvard, estamos interesados en descubrir y caracterizar las transformaciones químicas que ocurren en las bacterias.

 Parte de nuestra investigación está enfocada en estudiar las interacciones que ocurren entre la microbiota y el humano para poder entender su impacto en la salud humana.

Recientemente, se ha encontrado que nuestra microbiota tiene efectos complejos en la salud. Cambios en la composición de las comunidades microbianas han sido asociados a enfermedades como cáncer, diabetes, obesidad, colitis, desórdenes autoinmunes, e inclusive autismo.

También existen estudios que sugieren que la microbiota humana afecta los patrones de sueño, el humor y otros comportamientos. El estudio de la microbiota humana es un área de investigación joven, aún falta mucho por aprender sobre qué es lo están haciendo estos microorganismos en el cuerpo humano; sin embargo cada vez es más claro que son esenciales para nuestra salud.

 Fuente  : www.invdes.com.mx   ,  Ana Martínez del Campo