Gran parte de embarazadas beben pese al riesgo para el feto

Entre el 25 y el 45 por ciento de las mujeres en España consumen bebidas alcohólicas durante el embarazo, pese al riesgo de malformaciones y trastornos mentales y conductuales que puede ocasionar en el bebé, lo que se conoce como el síndrome alcohólico fetal (SAF).

Así lo han reconocido diferentes expertos en un desayuno informativo organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), asegurando que una de cada cinco de estas mujeres pueden llegar a tomar hasta cinco o más consumiciones por ocasión, lo que agrava aún más el riesgo de sus bebés.

Las malformaciones durante el desarrollo del feto son más graves si el consumo es abundante, y pueden afectar al corazón, los riñones, el hígado, los huesos o el cerebro, según ha explicado el doctor Josep Guardia, vicepresidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, Alcoholismo y otras toxicomanías .

Además, el consumo de alcohol de las madres se puede reflejar en el rostro de sus hijos, ya que favorece el desarrollo de determinados rasgos faciales como la microcefalia o cabeza pequeña, el puente nasal bajo, labio superior delgado o aberturas oculares pequeñas.

Pero «el simple hecho de tomar una copa» puede acarrear otros trastornos «más sutiles pero igual de importantes», puntualiza este experto, que deriven en déficits neuropsicológicos, problemas de memoria y aprendizaje, alteraciones del comportamiento, déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o fracaso escolar.

Por el momento, no hay estudios que establezcan el umbral de seguridad en el consumo de alcohol, aunque para el doctor Guardia «apenas una consumición crea terreno abonado para que se enraicen otros trastornos psiquiátricos, incluso el alcoholismo».

Según ha añadido el doctor Francisco Pascual, asesor médico de la Federación de Alcohólicos Rehabilitados de España (FARE), esta prohibición de tomar alcohol debería hacerse extensiva «a todas las mujeres en edad fértil que quieran quedarse embarazadas o no estén utilizando métodos anticonceptivos», ya que «las primeras semanas de gestación son las más importantes y hay más posibilidades de desarrollar algún retraso».

NO TODOS LOS MÉDICOS LO ADVIERTEN

Ante el riesgo que supone, Pascual anima a todos los facultativos a preguntar en sus consultas a las mujeres embarazadas sobre el consumo de alcohol y realizar analíticas en sangre para prevenir estos trastornos, al tiempo que «incluirlo entre sus recomendaciones generales».

El problema, añade Josep Guardia, es que «al igual que todos los médicos advierten de que no se deben tomar medicamentos, probablemente no se advierte igual de que no se puede fumar o tomar alcohol».

Del mismo modo, «la banalización de las bebidas fermentadas, como el vino o la cerveza, que toma todo el mundo y no pasa nada, abren la puerta a que las embarazadas sean menos indulgentes cuando, sin embargo, si que son rigurosas a la hora de no consumir fármacos».

Ambos expertos han recordado, además, que esta abstinencia del consumo de alcohol debe hacerse extensiva hasta después del periodo de lactancia, ya que «éste puede pasar a la leche materna y el riesgo es similar».

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