Electrosensibilidad, la alergia a las nuevas tecnologías
Electrosensibilidad, la alergia a las nuevas tecnologías , todos somos electrosensibles
Las nuevas tecnologías la han convertido en una de las grandes enfermedades del siglo XXI.
Teléfonos móviles, computadores, redes inalámbricas, son sólo algunos de los nuevos aparatos por los que algunas personas se sienten físicamente mal.
Ser eléctricamente sensible significa padecer un conjunto de síntomas (dolor de cabeza, cansancio crónico, dificultad para dormir…) que se activan o se intensifican al encontrarse cerca de aparatos eléctricos, transformadores, antenas de telefonía celular y/u otras fuentes de radiaciones.
Al alejarse de la fuente que los provoca -campos electromagnéticos- los síntomas desaparecen.
Aunque no está reconocida ni hay estudios relativos al nivel de incidencia y los efectos sobre la salud de esta nueva ‘alergia’, los expertos estiman que va camino de convertirse en uno de los grandes males de la llamada Sociedad de la Información.
La cosa puede ir a más si estamos sometidos de manera continua a ciertas radiaciones -no exclusivamente de redes inalámbricas-, ya que puede acabar degenerando en enfermedades como el cáncer o trastornos neurológicos.
El problema radica en que este tipo de síntomas son comunes a otras enfermedades y es difícil que se reconozca como tal. Sin embargo, hay quienes comparan el mal causado por las radiaciones de aparatos como el router wifi o el teléfono inalámbrico con el generado por sustancias como el tabaco o el amianto.
Los errores de diagnóstico agravan el síndrome, haciendo que el afectado permanezca expuesto largos años al agente causal y retardando el tratamiento. Por otro lado, las personas con este problema comienzan a recibir la exclusión social, empezando por los familiares, amigos y después en su trabajo. Se les califica de alarmistas, vagos, hipocondríacos, inadaptados sociales, etc.
Las personas electrosensibles dicen sentirse «tristes, cansados y deprimidos» porque no reciben asistencia médica ni pueden tomar nada al ser una enfermedad invisible y no reconocida, excepto en Suecia, el primer país que ha catalogado la electrosensibilidad como enfermedad (la cifra de afectados se eleva a 290.000) y, en consecuencia, como causa de baja laboral.
La legislación sueca ha calificado la electrosensibilidad como motivo de discapacidad y ya se están dando los primeros pasos en países como Alemania o Inglaterra para minimizar los efectos de las ondas.
Cómo prevenirla
El método más efectivo para mejorar la calidad de vida de los afectados consiste en evitar o reducir al máximo la exposición a cada fuente de radiación electromagnética.
* Los alimentos ricos en melatonina como las nueces, avena, arroz integral; y en triptófano (aminoácido precursor de la hormona anterior) como los plátanos, pepitas de calabaza, alga espirulina, pollo o pavo, pueden ayudar a las personas sanas a prevenir los efectos nocivos de las radiofrecuencias y a los afectados de electrosensibilidad a recuperar el equilibrio perdido.
* Los alimentos ricos en ácidos grasos omega3, como el aceite de lino o el pescado azul, y en compuestos azufrados, como el ajo o el requesón, pueden mejorar la circulación sanguínea y ayudar a disminuir los dolores de cabeza, problemas de hipertensión y/o pequeñas arritmias asociadas.
* Para descargarnos de las radiaciones electromagnéticas que hemos ido acumulando en nuestro cuerpo, podemos acudir a terapias de biorresonancia y repetirlas si fuese necesario o mientras que no consigamos alejarnos de las fuentes que nos irradian en nuestro entorno.
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