“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo” (Aristóteles)

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La Inteligencia Emocional determina la manera en que nos relacionamos y entendemos el mundo.

Tiene en cuenta las actitudes y los sentimientos, y engloba habilidades como el control de los impulsos, la automotivación, la confianza, la empatía, la autoconciencia y sobre todo, constituye el recurso necesario para ofrecer nuestro potencial interior de forma brillante.

Cada vez somos más conscientes de la importancia del uso y aprendizaje de la Inteligencia Emocional en nuestras vidas, ya que constituye un ingrediente indispensable hacia el éxito en nuestras relaciones personales y cualquier área de nuestra vida.

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Entonces, ¿Qué implica ser una persona inteligente emocionalmente?

– Ser consciente de las propias emociones. Identificar nuestras propias emociones al evaluar situaciones pasadas requiere una primaria inteligencia emocional.

Si tenemos en cuenta la frase “Quien no se percata de sus emociones queda a merced de las mismas” hacemos referencia a la importancia de saber distinguir un sentimiento mientras está teniendo lugar. Esta acción supone una inteligencia emocional desarrollada.

– Manejar las emociones. Significa la capacidad de controlar los impulsos para adecuarlos a un objetivo. Esto es una habilidad que se puede entrenar y desarrollar, e implica el ser capaces de generar estados emocionales positivos y controlar los negativos.

– Automotivarnos. Las emociones nos ponen en movimiento. Por ello, desarrollar la capacidad de entusiasmarnos con lo que tenemos que hacer para dar lo mejor de nosotros y de la mejor forma, mejora el rendimiento de cualquier tarea que deseemos emprender.

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– Empatía. Es el nombre que recibe la aptitud que implica reconocer las emociones de los demás. Nos permite la capacidad de “sentir dentro” de nuestra persona lo que el otro siente. La clave para ser personas con alta empatía reside en saber interpretar con destreza el lenguaje corporal.

– Manejar las relaciones positivamente. El último ingrediente de la Inteligencia Emocional consiste en aprender a controlar nuestras emociones y las de las personas que nos rodean de forma positiva.

No hablamos de manipular negativamente, hablamos de adelantarnos a los acontecimientos negativos y evitarlos teniendo en cuenta a las personas que nos importan.

El experto en Inteligencia Emocional Harvey Deutschendorf señala que las personas con un gran desarrollo dentro de este tipo de inteligencia, consiguen mejores resultados en cuanto a calidad de vida se refiere.

¿Quieres potenciar y aumentar tu Inteligencia Emocional?

Con estos 7 hábitos diarios es posible:

-Rodéate de gente positiva. Las personas negativas pueden generar una pérdida de energía grande. Pasar tiempo con personas positivas te hace percibir y valorar más el lado bueno de la vida. Te fomenta una mayor alegría por vivir y aumenta el “ser positivo” ante las adversidades, facilitándote herramientas para superar obstáculos del día a día.

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-Pon límites y se firme cuando sea necesario. Es muy importante saber poner límites y hacerte valer cuando la situación lo requiera, pero es muy importante no olvidar la educación y el saber estar cuando lo hagamos. Pensar antes de hablar es algo indispensable y pararnos a “entender nuestras emociones” una tarea requerida. Saber decir “No” también es esencial.

-Atrévete a dejar atrás el pasado y pensar hacia adelante. En los errores hay un aprendizaje inmenso. Antes de culparte o hacerte daño a ti mismo párate a reflexionar y sacar “el lado bueno” de la situación. Todo ocurre por “algo”.

-Vuelve tu vida más alegre y feliz. Descubre que te divierte o saca una sonrisa e intégralo en tus hábitos diarios para generarte una mayor felicidad y alegría. Te permitirá sentirte más realizado y a gusto, incluso pudiendo alegrar el día a las personas de tu alrededor de forma inconsciente.

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-Elige de forma inteligente en que gastar tu energía. Aprende a gestionar los conflictos con los demás y valora tus logros personales.

Valora el “por qué” de las cosas y pregúntate como superarte día a día. Los errores nos permiten superarnos, nunca bloquearnos o hacer que nos quedemos ahí. Eso nos ayudará a saber emplear nuestra energía personal de forma productiva.

-Concéntrate en lo positivo. No emplees demasiado tiempo en cosas y situaciones negativas.

Eso no quiere decir que no te responsabilices de tus acciones, pero sí que intentes no centrarte solo en “lo malo”. Busca soluciones a los problemas, concéntrate en tus potenciales y lo que eres capaz de hacer.

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-Nunca dejes de querer aprender cosas nuevas. Estar en constante crecimiento, abierto a nuevas ideas y estar dispuesto a aprender de los demás permite desarrollar nuestra Inteligencia Emocional y habilidades sociales.

Todo lo anterior nos permite confiar en nosotros mismos y tomar la mejor decisión para nuestra persona.

Integrar estos pequeños hábitos tan saludables y positivos en nuestra vida, nos permite disfrutar y desarrollar una mayor Inteligencia Emocional.

Evidentemente, necesitas tiempo para hacerlos familiares a tu interior, pero en cuanto te pongas manos a la obra, tendrás resultados cuando menos te lo esperes.

Fuente lamenteesmaravillosa.com