La historia del incienso es tan extensa como la de la propia humanidad. Cuando el hombre comenzó a utilizar el fuego descubrió que determinadas cortezas, resinas, hojas, raíces y flores desprendían diferentes tipos de olores, desde dulzones hasta aromáticos, o más o menos penetrantes, cuando eran arrojados al fuego.

El incienso se utiliza a menudo para cambiar simplemente los olores de la casa, pero es algo más: es una «herramienta» que tiene un efecto beneficioso sobre el cuerpo y la mente, ya que contribuye de manera significativa a elevar nuestra vibración y cambiar nuestro estado de ánimo, por eso debemos ser capaces de elegir que incienso utilizar en cada momento, ya que no tienen el mismo efecto en nuestros sentidos, cada uno es para un momento distinto y estimula diferentes estímulos.

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