Una mujer embarazada no es una enferma. Sin embargo, la culminación de ese estado, el parto, se ha convertido en un acto muy medicalizado.
Quirófanos llenos de personal, bisturís, camillas… Una instrumentalización que en ocasiones deshumaniza uno de los momentos más humanos de la vida: el nacimiento.
La lucha por reducir la mortalidad infantil y materna instauró en los hospitales españoles muchas rutinas que favorecían la práctica médica.
Y se salvaron vidas. España tiene hoy una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del mundo. Pero aunque la realidad social y médica han cambiado, algunas de esas prácticas perviven a pesar de que con el paso de los años han demostrado ser no solo ineficaces sino incluso perjudiciales.
Algunos paritorios españoles todavía abusan, frente a las recomendaciones oficiales, de la episiotomía (incisión en el periné para ampliar la apertura vaginal), los enemas y la oxitocina para estimular las contracciones.
Por no hablar de que la tasa de cesáreas supera aún en un 7% lo recomendado por los estándares internacionales.
Mientras tanto, cada vez son más las madres que quieren terminar su embarazo de manera natural, con la mínima intervención posible.
Eso implica desde elegir la postura menos incómoda para dar a luz hasta decidir si quiere anestesia epidural. Se trata, tal y como aconsejan los expertos, de dar libertad para lograr un parto respetuoso con el proceso fisiológico y lo menos instrumentalizado posible; eso sí, con garantías.
Para evitar la medicalización excesiva desarrollada durante años, el Ministerio de Sanidad aprobó en 2007 la Estrategia de Atención al Parto Normal, un documento dirigido a profesionales y centros de salud. Su avance, sin embargo, es lento y desigual.
El primer estudio sobre la evolución de la estrategia, elaborado en 2011 y pendiente de publicación, muestra que, a pesar de la recomendación, en el 53,3% de los partos de inicio espontáneo aún se administra oxitocina durante la dilatación —algo que solo se aconseja en el 10% de los casos—. Y en el 41,9% se practica la episiotomía, aunque solo se recomienda en el 15% de los partos. Hábitos arraigados que cuesta alterar.
No se trata de sufrir por sufrir. Ni de abandonar a la mujer. Sino de guiarla para que tenga el mejor parto posible. Sin olvidar que los partos más intervenidos suelen tener más consecuencias para la salud, y procesos de recuperación más largos.
“La parturienta es una persona sana. Introducirla en un proceso de medicalización excesiva le da todos los problemas asociados a los procesos médicos”, incide Francisco José Pérez, responsable del programa de humanización de la atención perinatal de Andalucía. “El parto, en principio, es un proceso fisiológico normal para el que la especie humana está preparada; por eso no es admisible medicalizar cuando no hace falta”, afirma.
¿Está la epidural reñida con el proceso fisiológico del parto? Los expertos recomiendan que debe ponerse solo cuando la mujer lo requiera. Y eso en España es la mayoría de las veces (el 72,2%). “Además, debe informarse a la mujer de que hay otros medios para combatir el dolor: masaje perineal, que la mujer pueda caminar y tener acompañamiento, acupuntura…”, dice Espiga.
La escritora Laura Gutman, que ha tratado en distintas ocasiones el tema del parto fisiológico, destaca esa importancia de la intimidad en el proceso.
Para ella, los partos deben producirse en un lugar “femenino y acogedor” y estar asistidos por alguien que conozca y quiera a la mujer, y que la ayude a afrontar el trabajo del parto.
“Si preguntáramos cómo habría que tener la primera experiencia sexual, ¿qué responderíamos? ¿En un hospital monitoreado por médicos? ¿o en la intimidad del cariño, la paciencia, la entrega, el dolor y el amor?”, plantea.
El parto en casa es una opción minoritaria en España, pero en otros países, como Holanda, se ha normalizado y es una prestación pública más. Eso sí, con personal y medios especializados.
Al mismo ritmo están proliferando en Francia y Reino Unido casas de nacimiento, centros cálidos dotados de personal y medios ideados solo para partos. Opciones que tratan de dar respuesta a una necesidad: la de decidir sobre el embarazo y el parto. Normal o instrumentalizado. Y que sea la mujer la que decida cómo lo quiere vivir.
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