Psicodermatología , el optimismo y la alegría embellecen
El estrés continuo deja rastros en la piel y “mata” la belleza, al igual que el descontento y la tristeza, pero también el consumo excesivo de nicotina y alcohol, o la falta de sueño .
El optimismo y una actitud positiva hacia la vida revisten tanta importancia para la belleza y la salud como muchos productos cosméticos.
Así lo afirman los expertos de la psicodermatología, disciplina poco conocida, pero que se practica con éxito desde hace veinte años en el Hospital General de Viena.
Algunos dichos como “no quisiera estar en su pellejo” o “es de cáscara amarga”, para describir un carácter travieso, revelan que la piel es más que la envoltura del cuerpo, ya que, según la dermatóloga vienesa Ulrike Mossbacher, se trata del órgano donde la vida psíquica más se refleja.
La piel de una persona psíquicamente equilibrada da una impresión totalmente diferente de una que se halla en una fase depresiva, explica la experta del consultorio de psicodermatología de ese hospital en declaraciones para la revista mensual austríaca “Medizin Populaer” (Medicina Popular).
Impacto en la piel
Asegura que la armonía tiene su impacto en la piel, por lo que deberíamos descartar, en lo posible, los pensamientos negativos para oponerles otros positivos, aunque ello no significa querer ocultar o colorear las dificultades y los golpes del destino.
Se trata más bien de hacerse la vida más fácil y sacarle todo el regocijo posible, lo que se puede conseguir si se practica el pensamiento positivo, afirma la experta.
Según la médico y psicoterapeuta, el traqueteo y el estrés continuo dejan rastros en la piel y “matan” la belleza, al igual que el descontento y la tristeza, pero también el consumo excesivo de nicotina y alcohol, o la falta de sueño.
Como consecuencia de ello, la piel llega a presentarse lívida, pierde en lisura, suavidad y elasticidad, y muestra una mayor tendencia a las inflamaciones y el acné, mientras la musculatura tiesa de la cara hace parecer más profundas las arrugas, más duras las facciones y menos atractiva la piel en su conjunto.
Al mismo tiempo, el pelo puede perder la brillantez y resultar quebradizo o incluso puede caerse, no sólo por causas hormonales sino también psíquicas.
Otro síntoma del estrés puede ser el sudor, que va acompañado a menudo de trastornos del sueño, y así se cierra un círculo vicioso, porque la piel, para los facultativos el mayor órgano del cuerpo humano, ante todo necesita recreo y descanso.
Durante el sueño se forman apenas las hormonas del estrés, las células se dividen y se rejuvenecen más rápidamente, se reparan los daños producidos por los factores negativos del medio ambiente y la luz.
Falta de sueño = piel escamosa
Por otra parte, muchos estudios confirman que la escasez de sueño hace a la piel envejecer, ponerse escamosa, fina y quebradiza.
Según Mossbacher, el color sano de la piel hace parecerla más bonita, lo que no equivale a una piel tostada sino que se le debe notar el cuidado aplicado.
La experta asegura que por el aspecto de una persona puede enjuiciar si se toma el tiempo de cuidarse, no sólo para ponerse crema por ejemplo, sino para hacerlo tranquilamente y disfrutar, mientras que una piel seca indica muchas veces que uno no se toma el tiempo que le hace falta.
“La piel es reflejo del alma”, confirma también Hubert Pehamberger, de la Clínica Universitaria de Viena, y recuerda que, por ejemplo, los pacientes con neurodermitis sienten el escozor característico de esta enfermedad recrudecerse en situaciones de estrés o dificultades psíquicas.
Igualmente empeoran bajo estas condiciones los síntomas de vitíligo, dolencia que se expresa en el surgir de manchas blancas en la piel, así como de psoriasis o urticaria.
Habría que convertir en un lema para la vida cotidiana el “pensar en lo que me sienta bien” y no olvidarse de las necesidades propias, entre las que figura tomarse tiempo para los momentos agradables de la vida, hacer movimiento y practicar deporte, recuerda Mossbacher.
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