Cuando nos olvidamos momentáneamente y en el momento más inoportuno de algo que sabíamos, decimos que nos hemos quedado en blanco.

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Este vacío mental nos asalta en las situaciones más comprometidas: un presentación en el trabajo, un examen, o ante una persona que sabemos que conocemos pero que no podemos ubicar.

Quedarse en blanco es algo que le puede suceder a cualquiera y debe considerarse normal, salvo que se produzca con una gran frecuencia .

Ocurre en momentos de gran tensión emocional, ya sea por un exceso de responsabilidad o porque tiene lugar durante una situación concreta que nos inquieta: una conferencia, un examen, una entrevista de trabajo.

Generalmente tiene una corta duración, aunque puede variar.

La clave para salir airosos de la situación es restarle importancia: Las personas con experiencia saben cómo salir del paso, bien a través de escapes disertatorios o bien distrayendo la atención del público con alguna anécdota o cualquier forma de evitar que los presentes se den cuenta de ello .

Sin embargo, cuando se produce en medio de un examen escrito, este lapsus de memoria lleva implícito una pérdida de tiempo que puede ser capital para el resultado final ;  y aquí hay que distinguir si ese quedarse en blanco se debe a la responsabilidad del examen o a un mal conocimiento de la materia.

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Tensión emocional

La responsabilidad de estas breves, pero desagradables situaciones, reside en una hormona llamada corticosterona que se libera en los momentos de tensión, miedo o ansiedad. Se sintetiza en las glándulas suprarrenales y entre otras muchas acciones, bloquea los sistemas de recuperación de información .

Varias zonas del cerebro se ven afectadas por esta hormona, como el hipocampo, fundamental para recordar, la amígdala, relacionada con las emociones, o la corteza cerebral, que interviene en la recuperación de los recuerdos.

Se ha comprobado que la administración de glucocorticoides antes de una prueba de aprendizaje dificulta la posterior recuperación de los datos.

Los glucocorticoides influyen además en el tiempo que puede durar el lapsus de memoria, que en ocasiones puede llegar a los 90 minutos. De ahí que no sea infrecuente que la información que no se pudo recuperar en un examen, salga sin dificultad un par de horas después, al llegar a casa.

Otra recomendación para evitar este mal trago es conocer por qué ocurre, tomar medidas para tranquilizarse, como alguna técnica de relajación, alguna actividad que nos ayude a disipar los nervios, como el ejercicio.

Pero sobre todo, lo fundamental,  es tener un conocimiento exacto y profundo de lo que se va a decir.

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