El estrés es una emoción natural como puede ser la alegría, la tristeza o el miedo; la respuesta que emite el organismo ante estímulos que percibe como amenazantes.

Cuando esto sucede, el individuo debe ponerse en alerta para poder afrontar la situación y reducir las consecuencias negativas. La reacción emocional se observa, según los especialistas, en el plano cognitivo-subjetivo (experiencia), fisiológico (cambios corporales) y motor (conductual-observable).

Qué es el estrés y qué efectos tiene sobre el organismo

El estrés podría definirse como una manera de adaptarse a cualquier cambio en el entorno próximo. Es una forma de reaccionar ante problemas, demandas y peligros ; puede ser positivo o negativo. Si el individuo considera que las consecuencias serán favorables, es positivo; si, por el contrario, lo percibe como desagradable o perjudicial, es negativo.

En cualquiera de los dos casos, produce cansancio, activación fisiológica, aceleración del pulso cardíaca o dificultad para conciliar el sueño. Y los motivos por los que surge son variados: divorcio, pérdida de un ser querido, catástrofes naturales, nacimiento de un hijo, problemas laborales…

Entre sus efectos cognitivo-subjetivos están malestar, preocupación, tensión, inseguridad, sensación de pérdida de control y fuertes cambios fisiológicos como cardiacos o respiratorios.

En el plano fisiológico, se activa el sistema nervioso autónomo y el motor, el sistema nervioso central, endocrino e inmune y se producen cambios en la frecuencia cardiaca, respiratoria, tensión muscular, sensaciones gástricas, dolores de cabeza, insomnio, disfunción estéril o contracturas musculares.

A nivel motor aparecen hiperactividad, tartamudez, movimientos repetitivos… Debe tenerse en cuenta que no todas las personas reaccionan igual a las mismas situaciones de estrés.

Cómo aprovechar el estrés en beneficio propio

Afrontar el estrés en positivo ayuda a analizar las causas y a responder con mayor rapidez

Para el cuerpo, el estrés puede ser sinónimo de cambio. Cualquier situación que produce una variación en la vida o en la salud del individuo está causando estrés.

Pero este no es perjudicial por sí mismo: en pequeñas cantidades y bien gestionado puede considerarse saludable porque motiva y ayuda a gestionar mejor las emociones. Controlado y mantenido durante periodos de tiempo cortos, el estrés es positivo.

Para Rocío Lapuente, doctora en Ciencias Químicas, «el estrés, bien enfocado, impulsa la evolución y el desarrollo». Para conseguirlo, la experta, afirma que el primer paso es «identificar qué es lo que nos causa estrés y por qué provoca esa sensación».

En muchos casos,  el origen está en experiencias no resueltas que reaparecen cada vez que uno se enfrenta a situaciones similares. Analizar los motivos contribuye a resolver asuntos pendientes y avanzar hacia una mejor situación.

Afrontarlo en positivo posibilitará, según esta especialista, que se ponga en funcionamiento el neocórtex, nuestro cerebro más avanzado y que produce sustancias químicas que ayudan a crecer y a mejorar. Permitirá responder con mayor rapidez y, lo más importante, servirá para analizar las causas.

Fuente consumer.es