Es verdad que todos queremos vernos y sentirnos bien pero la realidad es que los hábitos que adquirimos condicionan nuestra salud en cualquier etapa de la vida. Mucho más aún en la vejez.
Niños, adultos y ancianos tienen necesidades diferentes entre sí.
El envejecimiento es un proceso biológico natural , y a medida que una persona envejece, las necesidades nutricionales cambian.
En la vejez aparecen alteraciones digestivas como: disminución la producción de saliva, del sentido del gusto y del olfato; el tránsito de los alimentos en el esófago es más lento, se digieren los alimentos con menor facilidad, se altera la capacidad de masticación y se incrementa la posibilidad de intolerancia a la lactosa. Estos cambios provocan la disminución del apetito, provocando en algunos casos la desnutrición.
Durante la vejez disminuye el metabolismo basal, es decir, disminuye la cantidad de energía que se necesita para que las células del organismo funcionen. Pero aumentan las necesidades de algunos nutrientes como vitaminas, minerales, proteínas.
Las personas mayores suelen presentar carencias nutricionales de zinc, magnesio, vitamina D, vitamina B6, vitamina B12, calcio y ácido fólico, y se ha comprobado que el origen de muchas patologías está en este déficit.
Es muy frecuente que, con la edad, aparezcan ciertas dolencias físicas, como la diabetes, la hipertensión, el reumatismo, la artritis y la artrosis.
Para evitarlo, los expertos en nutrición recomiendan seguir una dieta variada y equilibrada basada en frutas, legumbres, verduras, cereales, y aceite de oliva, todos ellos alimentos ricos en antioxidantes, que son el elemento con el que el organismo combate los radicales libres, presentes en el proceso de envejecimiento.
Es frecuente que las personas de edad avanzada pierdan sensibilidad a los cambios térmicos y, en consecuencia, disminuya su sensación de sed. Así, se produce la tendencia a beber menos de lo debido y el consiguiente déficit de líquidos. Para evitarlo, es aconsejable que tomen frutas y ensaladas en abundancia, así como zumos de frutas y de hortalizas.
No hay que abusar de las dietas ricas en grasa animales con alto contenido de ácidos grasos saturados y colesterol, por su relación directa sobre la aparición de arteriosclerosis.
Las proteínas de origen animal interfieren en la fijación del Calcio; lo que conlleva a diagnosticar con el tiempo la Osteoporosis. Con lo cual, es preferible consumir proteínas de origen vegetal.
Incluir en la dieta los arándanos, frambuesas y moras, son ricos en bioflavonoides, un tipo de antioxidante natural muy potente y protector del organismo contra enfermedades degenerativas y procesos de envejecimiento.
Es importante destacar que si existe desnutrición o alimentación insuficiente, es necesaria una suplementación en vitaminas, minerales, proteínas, … ; en estos casos es mejor consultar con un especialista que nos aconseje más personalmente .
Mercedes Martín Sánchez
Naturópata
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