El estrés es uno de los factores que facilita la aparición del cáncer tal como ha quedado demostrado en diversos estudios ya que debilita el sistema inmune haciéndonos más vulnerables a los tumores.
No hace falta vivir solo situaciones desagradables para tener estrés porque sin ir más lejos el nacimiento de un hijo puede provocarlo y no es un acontecimiento precisamente desagradable sino todo lo contrario.
El organismo responde al estrés de diferentes formas, que en un principio incluso pueden ser beneficiosas para nosotros, pero cuando este se mantiene a lo largo del tiempo puede producir alteraciones tanto físicas como psicológicas.
Las respuestas que solemos tener frente al estrés son las de sentir emociones como miedo, tristeza, negatividad, tristeza, dolor de cabeza o tensión muscular.
A priori, este tipo de respuestas son algo normal ya que permiten que el organismo se adapte a ese estrés, pero cuando esas respuestas se prolongan demasiado en el tiempo, se comienzan a dar problemas de adaptación que impiden respuestas eficientes del organismo, produciendo alteraciones fisiológicas como el cansancio físico y debilitando las defensas haciéndonos más vulnerables a las enfermedades.
Cuando se padece cáncer, el estrés lo que hace es producir al paciente una mayor resistencia a los tratamientos, mayor dificultad de adaptación a ellos, empeoro de la enfermedad y mayores sensaciones de dolor.
Hay distintos estudios que indican como afecta el estrés en distintos tipos de cáncer.
El estrés en los distintos tipos de cáncer
Un estudio del estrés y el cáncer de colon indicó que las personas que habían sufrido estrés laboral durante más de diez años, tenían hasta 5 veces más riesgo de padecer este tipo de cáncer que otro grupo de personas que no habían tenido estrés ni problemas en su trabajo. Ambos grupos, cabe decir que llevaron la misma alimentación.
Un estudio con ratas del estrés y el deterioro celular determinó que cuando se las sometió a algunos tipos de agentes estresantes, experimentaban cambios en los genes de las células del hígado, que a la postre derivarían en células cancerosas.
El estrés es un factor importante parta la salud del sistema inmune y se conoce que estar sometido a estrés reduce su capacidad defensiva.
Un fuerte sistema inmunológico es vital para no facilitar un medio en que el cáncer se pueda desarrollar y además se ha podido observar que los pacientes de cáncer que tienen un buen apoyo emocional y bajos niveles de estrés, llevan una vida mucho mejor aun cuando se tratan de enfermos de cáncer terminal y en muchos casos se aumentan mucho las probabilidades de sobrevivir a la enfermedad.
Relación entre cáncer y estrés
Es evidente que el cáncer puede suponer una situación grande de estrés para las personas ya que supone enfrentarse a una grave enfermedad para la que probablemente uno no esté mentalmente preparado.
En nuestro sistema inmune, existen unas células encargadas de eliminar las células cancerígenas que dan lugar a los tumores.
Cuando una persona está estresada el número de células de este tipo disminuye, puesto que el organismo comienza a generar hormonas corticoides para defender al cuerpo frente a cualquier amenaza.
Cuando pasa este en periodos de tiempo cortos, no supone un peligro, ya que cuando desaparece el factor estresante, disminuye el nivel de corticoides producido por el organismo y vuelve a aumentar el de las células NK, que son las encargadas de acabar con las células cancerosas, pero cuando el estrés se alarga en el tiempo, aumenta el riesgo de padecer cáncer ya que no hay suficientes células NK como para identificar a las células tumorosas.
Cuando una persona ya tiene cáncer, estar sometido a grandes periodos de estrés, hace que se puedan desarrollar metástasis en otras partes del cuerpo, haciendo que la resistencia del cuerpo a los tratamientos se vea reducida y favoreciendo el desarrollo de la enfermedad.
Un estilo de vida saludable fortalece el sistema inmunológico haciendo mucho más fácil que el cáncer el cuerpo pueda por sí mismo acabar con las células cancerígenas.
Para disminuir el nivel de estrés, practicar relajación, meditación y ejercicio físico es lo más básico y al mismo tiempo lo más efectivo.
La meditación está comprobado que tiene efectos muy positivos, no solo para r3ducir el estrés, sino también para mejorar el autoestima, corregir conflictos emocionales que hayan podido quedar grabados en el subconsciente y en definitiva a que tengamos más vitalidad, lo cual a buen seguro va a repercutir muy a nuestro favor para evitar cualquier tipo de enfermedad.
El ejercicio físico por su parte reduce notablemente los niveles de ansiedad y de estrés, haciendo que nuestras defensas se vean fortalecidas y produciendo la oxigenación en nuestro cuerpo, algo fundamental para evitar el cáncer.
Fuente curacancernatural.org
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lo se por experiencia gracias a dios todo va bien
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