Uno de los alimentos que más se asocian con el otoño es, sin duda, la castaña.
Es el fruto seco más rico en hidratos de carbono complejos y, en especial, en almidón. Al contrario de lo que sucede con las avellanas y las nueces, por ejemplo, aporta pocas grasas y una dosis moderada de energía.
En concreto, es tres veces menos calórica que la avellana o la almendra (100 g de almendras aportan unas 600 kcal frente a las 196 kcal de la misma cantidad de castañas) y en cuanto a su aporte de grasas, éste no sólo es bajo (un 2% frente al 54% de la almendra, por ejemplo) sino que en su mayoría se trata de grasas poliinsaturadas, por lo que es un fruto seco que puede formar parte sin problemas de la dieta de quienes deben restringir las grasas.
Así, a pesar de que su consumo ha quedado relegado a un capricho ocasional y estacional, estamos frente a una fuente de energía tan válida como el arroz, las patatas o el pan.
Otras virtudes
Vale la pena destacar el aporte de fibra de la castaña, que la convierte en una aliada en caso de estreñimiento, pero que además es bien tolerada por los estómagos delicados pues su fibra no tiene el efecto irritante del salvado.
Además, se caracteriza por su bajísimo contenido en sodio (2 mg por cada 100 g) por lo que es un alimento apto incluso para las personas hipertensas. Por otro lado, es muy rica en potasio y esto la hace perfecta para las personas que toman diuréticos, quienes tienen problemas cardiovasculares y, en general, para todos. Por supuesto, si se trata de castañas hervidas, la dosis de este mineral será mucho menor.
El hierro y el calcio también están presentes en la castaña, así como la vitamina C, que hará que el primero se absorba con más facilidad. El aporte de vitamina E es muy notable, algo a tener en cuenta porque se trata de una vitamina presente sobre todo en las grasas vegetales y cuya ingesta no siempre es la adecuada. Sobre todo en caso de dietas hipocalóricas, donde a menudo se suprimen las grasas, llegar a los niveles óptimos no es tan fácil.
¿A quién conviene?
La castaña puede formar parte de la dieta de todos, pero es especialmente adecuada para:
* Personas que siguen una dieta baja en sal, por sus mínimas cantidades de sodio (la almendra tiene 10 veces más sodio), por lo que es adecuada en caso de hipertensión o dolencias cardiacas.
* Problemas hepáticos, biliares o digestivos, ya que tiene vitaminas y energía pero dosis muy reducidas de grasas.
* Niños de bajo peso o inapetentes, ya que constituye un sano suave picoteo que aporta energía sin añadir grasas saturadas a la dieta.
* En caso de fatiga, convalecencia o si se realiza un gran desgaste físico porque proporcionan energía estable y progresiva gracias a sus hidratos de carbono complejos.
* Personas que hacen dieta, ya que es un fruto seco poco calórico, con pocas grasas y un perfil lipídico saludable, y que proporciona nutrientes interesantes y energía.
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