La exposición a los virus a veces es inevitable, pero está en nuestra mano mantener fuerte nuestro sistema inmunitario. Del estado de las defensas depende no solo la posibilidad de evitar o contraer una infección, sino una evolución sin complicaciones si la hay.

La medicina moderna sabe que la eficacia inmunitaria depende de un delicado equilibrio. Lo mismo sostiene la medicina tradicional china. En un texto clásico se puede leer «si el xie (patógeno) supera al zheng (capacidad defensiva) aparece la enfermedad».

Debemos mantener nuestro zheng fuerte a través de una vida saludable: limitar los factores estresantes, hacer ejercicio, conducir las emociones de forma positiva y alimentarnos con calidad. Todo ello nos brindará las herramientas necesarias para superar todo tipo de afecciones y vivir en plenitud.

Alimentos para subir las defensas

La relación entre la nutrición y el sistema inmunitario es compleja e interesante. Los pequeños déficits de determinados nutrientes, como vitaminas, minerales y aminoácidos, los excesos crónicos de azúcares y grasas saturadas, pueden dañarlo severamente.

Más que la cantidad, es necesario tener presente la calidad de la nutrición y cuidar que no haya ni deficiencias ni sobrecargas.

Por otra parte, las personas con tendencia a enfermar pueden hacerse un análisis de sangre para descubrir deficiencias y, si es necesario, añadir a la dieta una serie de suplementos nutricionales específicos.

Las personas con enfermedades crónicas acostumbran a tener sus defensas bajas. Además, al estar medicadas por largos periodos de tiempo, tienen mayor riesgo de sufrir déficits porque muchos fármacos interfieren con la absorción de los nutrientes. Conviene que hablen con su médico sobre cómo reducir estos riesgos.

Aminoácidos esenciales que refuerzan la inmunidad

Las proteínas son esenciales para una buena inmunidad, sobre todo los aminoácidos glutamina y arginina, que tienen efectos inmunomoduladores y antiinfecciosos.

La arginina se halla en cacahuetes, almendras y semillas de girasol. La glutamina se encuentra en huevos, dátiles y piña.

La N-acetilcisteína es una forma estable del aminoácido L-cisteína, un nutriente antioxidante, antiinflamatorio y detoxificante. Su aporte (alrededor de los1.200 miligramos diarios) mejora el control de las enfermedades respiratorias. Conviene buscar un producto que no contenga aspartamo como ingrediente.

¿Qué tipo de grasa aumenta las defensas?

Los excesos de grasas saturadas (carnes, lácteos grasos) y de la serie omega-6 (aceites de maíz, girasol…) reducen la respuesta inmunitaria.

Mientras que las grasas monoinsaturadas (aceite de oliva, aguacate) y las omega-3 (pescados, nueces, lino) son inmunoestimulantes.

Vitaminas A, B, C y D

La vitamina A es esencial porque mantiene la integridad de las mucosas y de la piel, que son las barreras naturales contra las infecciones. Puede obtenerse de la conversión del betacaroteno presente en frutas y verduras de color verde, rojo, amarillo y anaranjado.

La vitamina B ayuda a las personas mayores. Si sufren a menudo infecciones respiratorias pueden prevenirlas con un aporte de vitaminas del complejo B. Para determinar la dosis conviene realizar análisis específicos de sangre. En general, la levadura de cerveza es un complemento interesante por su riqueza en estos nutrientes.

La vitamina C es útil de manera preventiva o cuando comienzan los síntomas de infección respiratoria. Se pueden tomar de 200 a 500 miligramos al día para mejorar la evolución y reducir el tiempo de recuperación, pero es importante el consumo regular de alimentos y zumos ricos en vitamina C (kiwi, cítricos, tomate…).

La vitamina D se asocia con la estimulación de la inmunidad innata y de la producción local de proteínas antimicrobianas. La mayor parte la metaboliza nuestro cuerpo a partir de los rayos solares y además está presente en pescados grasos, yemas de los huevos y champiñones desecados al sol.

El cinc reduce el riesgo de resfriados

Es necesario para que nuestro sistema de defensa trabaje adecuadamente. En dosis de 24 a 32 miligramos diarios reduce el riesgo de contraer un resfriado común y disminuye la intensidad y duración de los síntomas. Ello es debido a sus propiedades antivíricas.

Se encuentra en frutos secos y, en general, en los alimentos proteínicos.

Los antioxidantes son decisivos

Los procesos metabólicos generan radicales libres, que también son aumentados por el estrés crónico o los agentes contaminantes… Pueden afectar la capacidad de respuesta inmunitaria si no somos capaces de neutralizarlos. Los antioxidantes nos ayudan en este sentido.

Si no se somete al organismo a situaciones que favorecen la producción de radicales, una dieta equilibrada debería proporcionar suficientes antioxidantes.

Pero una vida acelerada y una alimentación mejorable pueden indicar la necesidad de tomar algún suplemento, siempre bajo control profesional.

Fuente cuerpomente.com