La terapia Tomatis utiliza música de Mozart y la voz materna para estimular a niños con problemas

La terapia Tomatis utiliza música de Mozart y la voz materna para estimular a niños con problemas

Noé aprendió a andar a los tres años. Celeste no pudo conversar hasta los cuatro. Alba golpeaba a sus hermanos.

Los tres han mejorado gracias a la técnica Tomatis, una terapia considerada “interesante” por la Sociedad Española de Neurología.

Celeste tiene cinco años y nació con Síndrome de Rubinstein Taybi, que provoca un desarrollo psicomotriz bajo; Noé, que ahora tiene cuatro años, también nació con una alteración genética que retrasa su psicomotricidad y le impidió andar hasta cumplir los tres años; Alba, que tiene siete, sufría ansiedad desde el nacimiento y ataques de violencia y Ana, que ha cumplido cinco años, se quedó sorda con 18 meses.

Todos ellos han comprobado los beneficios de la terapia Tomatis que toma el nombre del otorrinolaringólogo francés Alfred A. Tomatis (1920-2001). La técnica, también denominada audio-psico-fonología, obliga a trabajar al oído medio con un aparato electrónico que emite música de Mozart, canto gregoriano y la voz materna en unas frecuencias que estimulan el cerebro.

“Con esta terapia no curamos grandes trastornos del desarrollo, pero es muy enriquecedora, muy útil y muy eficiente porque ayuda a la maduración global del sistema nervioso, mejora la comunicación, ofrece más posibilidades de que el niño se relacione con su entorno y, en casos severos, es importantísimo”, destaca el doctor Víctor Casaprima, especialista en atención temprana del Instituto Médico del Desarrollo Infantil de Barcelona.

El neurólogo Carlos Tejero, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Neurología, destaca: “La base teórica de la terapia es interesante –está comprobado que nuestro cerebro puede dejar pasar o no una serie de estímulos a nuestra conciencia y que la anulación de frecuencias sónicas puede provocar problemas–, también nos cuentan experiencias positivas, pero faltan estudios reglados que muestren su eficacia”.

Esta técnica, también se emplea con éxito en casos de fracaso escolar, déficit de atención, hiperactividad, trastornos del sueño, emocionales y auditivos; dislexia, disgrafía, disfasia, estrés y depresión.

Fuente