El poder anti-inflamatorio de la cebolla roja

Las cebollas son una de las hortalizas más populares del mundo. Aunque a la mayoría de los niños no les gusta su sabor picante, la mayoría de los adultos la utilizan regularmente.

Las cebollas rojas contienen el doble de antioxidantes que cualquier otra forma de cebolla, por lo que suponen una parte importante de una dieta anti-inflamatoria.

Las cebollas rojas consiguen sus efectos beneficiosos de los muchos grupos sulfúricos que contienen. Estos grupos incluyen los sulfuros de azufre dialilo: DMS, DDS, DTS y DTTS. Estos grupos de azufre ayudan a producir cisteína dentro del cuerpo que ayuda en la pérdida de peso y en la desintoxicación.

Las investigaciones posteriores han demostrado que los compuestos de azufre inhiben la aglutinación de células sanguíneas.

Los compuestos de azufre en las cebollas rojas también reducen el colesterol LDL y los triglicéridos, mientras que aumentan los niveles de HDL.

Están asociados con la mejora de la función de la membrana celular de los glóbulos rojos y mejoran la utilización del oxígeno. Esto mejora la función cardiovascular, así como el metabolismo de la grasa.

Rica en antioxidantes

Las cebollas rojas son también una fuente rica de la flavonoide antioxidante quercetina y del polifenol antioxidante antocianina.

Estos antioxidantes previenen la oxidación de ácidos grasos. Son muy potentes eliminadores de radicales libres que neutralizan el crecimiento de células cancerosas y reducen dramáticamente la inflamación de todo el cuerpo.

Los estudios han demostrado que el consumo de la quercetina de las cebollas es mucho más eficaz que tomar extractos de quercetina en forma de suplemento. El cuerpo es capaz de reconocer mejor el nutriente cuando está en una forma natural y tiene otros componentes sinérgicos asociados.

Las cebollas rojas también son una fantástica fuente de cromo, que reduce el azúcar en la sangre y mejora la sensibilidad a la insulina celular.

Las capas externas de la cebolla son extremadamente ricas en flavonoides antioxidantes. Mucha gente se desecha las primeras capas y pierden gran parte de estos nutrientes esenciales. Asegúrese de utilizar las capas exteriores, tanto como sea posible. Quitando las 2 capas exteriores se pierde un 20% de la quercetina y más del 75% de sus antocianos.

Las cebollas cocinadas a fuego lento en una sopa o caldo pueden perder algunas propiedades de las antocianinas, pero no las de la quercetina.

Los estudios han demostrado que consumir entre 4-7 raciones de cebolla roja a la semana (equivalente a unas 2-3 cebollas) se ha asociado con un mayor beneficio en la reducción del cáncer colorrectal, bucal, de laringe, de esófago y cáncer de ovario.

Las cebollas rojas se deben almacenar en un lugar fresco y seco, con buena circulación de aire. Hasta que no se abran no deben ser almacenadas en un refrigerador o bolsa de plástico, ya que se ha demostrado que aceleran su deterioro. Una vez abiertas, lo mejor es almacenarlas en la nevera.