salEl agua contenida por nuestro organismo viene regulada por el equilibrio existente entre varios minerales.

Lo que ocurre cuando nos apetece algo salado es que nuestro cuerpo necesite comer minerales y nos lo pide.

En ese momento, ingerimos algo sazonado con sal refinada y lo que sucede es que solo ingerimos cloruro sódico, por lo que descompensamos el equilibrio mineral del cuerpo aún más y retenemos más agua. A menos de no conseguir los minerales necesarios.

Los fabricantes añaden sin cesar sal refinada a sus productos, porque con ello consiguen que estén más sabrosos y que duren más, ya que la sal es un conservante.

Existen todo tipo de condimentos, especias, frutas y verduras que pueden ser buenos sustitutos de la sal:

Algunos de los sustitutos de la sal

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Verduras: Ajos, cebollas, puerros, ajos tiernos y cebollas tiernas, darán sabor a otros alimentos.

Frutas: Naranjas, limones, pomelo y limas se pueden utilizar para marinar los alimentos y darles sabor.

Hierbas aromáticas y especias:

Hinojo, de sabor anisado para sopas, verduras y pescados.
Clavo, resalta platos insípidos.
sal2Perejil, da un sabor fresco y penetrante.

Menta muy refrescante para aromatizar habas, guisantes, pepino y salsas de yogur.
Pimientas, de sabor picante y aromático para adobos y cualquier guiso o aliño. Laurel, para estofados.
Orégano y albahaca, para pasta y ensaladas.

Salvia, para pasta carnes y pescados.
Romero y tomillo, para carnes, pescados, y adobos.
Estragón y enebro, para pescados, salsas y aliños.

Nuez moscada, para salsas con leche.
Curry, para carnes, pescados, arroces, pastas y verduras.
Pimentón, para estofados, sopas y salsas.

Azafrán, para arroces y pescados.
Jengibre, para carnes pescados y verduras.
Sésamo, para panes, galletas y ensaladas.
Aceite de oliva natural o aromatizado.
Vinos y licores, para añadir durante la cocción en pequeñas cantidades (opcional)

Mercedes Martín Sánchez

Naturópata