inmDurante ciertas épocas del año bajamos la guardia y modificamos nuestras rutinas: cambiamos los horarios de las comidas, los horarios de sueño, etc. Este tipo de conductas ponen a prueba a nuestros mecanismos defensivos, comprometiendo con ello nuestro estado de salud.

Por otro lado, el medio ambiente supone un continuo desafío para nuestras defensas: la contaminación, los químicos tóxicos, bacterias, virus y hongos añaden estrés al sistema inmunológico.

El sistema inmunitario es el ejército natural que nos mantiene a salvo frente al ataque de virus, bacterias, hongos e incluso las propias células que se alteran en nuestro organismo y que pueden iniciar tumores. Las defensas pueden ser innatas o adquiridas.

¿ Cómo podemos fortalecerlo ?

Inmunidad

Lo que mejor protege nuestro organismo es llevar una alimentación equilibrada. La alimentación es un factor muy importante para el sistema inmunológico. Si es inadecuada o insuficiente se produce una caída de las defensas; si es equilibrada, las mantiene en forma o las fortalece.

¿Cuándo debemos sospechar que nuestras defensas están bajas?

Hay síntomas que nos pueden dar pistas, como pupas en los labios, cansancio” mayor de lo habitual”, heridas que tardan en cicatrizar, dolores musculares sin haber practicado ejercicio y fragilidad del cabello.
El final de las vacaciones estivales es un buen momento para ayudar a nuestro sistema inmunológico a hacer frente a los agentes patógenos que lo atacan. Unas buenas estrategias para aumentar la inmunidad natural las encontramos en la alimentación y el ejercicio físico.

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   Los alimentos ricos en vitaminas C como cítricos, pimientos, coles, espinacas, frutas como los plátanos, mangos, el kiwi, la piña y el melón. O los escaramujos,la acerola y la alfalfa, intervienen en mecanismos como es la hidroxilación de la prolina para formar hidroxiprolina.

Esta sustancia es importante para fortalecer el sistema inmunitario ya que es necesaria para la síntesis de colágeno, que se encuentra en tejidos como la piel, que como podemos imaginar se configura como una de las primeras barreras defensivas de nuestro organismo.

Además, aunque no está del todo aclarado, parece que esta sustancia también interviene en un aumento de la actividad inmunológica. Otro tipo de alimentos que tenemos que tener en cuenta a la hora de cuidar nuestras defensas son los ricos en vitaminas A.

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Esta vitamina interviene en la formación y mantenimiento de tejidos óseos y blandos, de mucosas y la piel.

También es conocida como retinol, ya que se encuentra asociada al correcto funcionamiento de la retina. Se encuentra en alimentos de origen animal como la leche, la carne, el queso y los huevos.

Podemos encontrar, dentro de la alimentación para fortalecer el sistema inmunitario, precursores de esta vitamina en los alimentos que contiene carotenos como son las zanahorias, la calabaza, la naranja, albaricoques, espinacas y hortalizas de hoja verde.

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Estas fuentes naturales de beta caroteno además de estar libre de grasas y colesterol tiene un efecto antioxidante, protegiendo a las células de los radicales libres evitando los procesos de envejecimiento celular y los procesos degenerativos relacionados con enfermedades crónicas.

También son adecuados aquellos alimentos que contengan vitaminas del grupo B, que son necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Entre las propiedades que nos resultan interesantes están las de fortalecer el sistema inmune junto con otras muchas funciones.

Esas otras funciones complementaria de la labor de fortalecer el sistema inmunitario que realiza los alimentos con vitamina B, son entre otras intervenir en procesos celulares, producción de hormonas y enzimas, mantener el sistema nervioso en condiciones saludables, etc.

Estas son hidrosolubles por lo que en su mayoría debemos ingerirlas diariamente, encontrándose en carnes, pescado, huevos y lácteos; dentro de los alimentos de origen vegetal las encontramos en los cereales integrales, las legumbres, las nueces y otros frutos secos.

Por último vamos a citar los alimentos ricos en vitaminas E que son importantes por sus propiedades antioxidantes, que protegen así el daño oxidativo a las membranas de las células, reforzándolas por tanto frente a infecciones. Entre los alimentos ricos están los aceites de germen de trigo, de oliva, semillas de lino, almendras, aguacates, etc.

Otro de los pilares fundamentales para el buen funcionamiento de nuestras defensas es la práctica regular de ejercicio físico.

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En general, es preferible practicar algún tipo de ejercicio aeróbico, que permita mover muchas partes del cuerpo a la vez, como nadar o montar en bicicleta. La intensidad del ejercicio ha de ser moderada, esforzarse hasta perder el aliento nunca es recomendable.

Evita el sobreesfuerzo. Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio, debes empezar a practicarlo con moderación, adaptándolo a tu condición física y edad. Progresivamente podrás ir aumentando la intensidad del ejercicio físico, pero siempre evitando cansarte demasiado.

No debemos olvidar otros dos factores importantes: el descanso nocturno, respetando el tiempo del sueño (entre 6 y 8 horas), ya que algunas de las células de las defensas se producen durante el descanso; y el cuidado de nuestra piel, la barrera física que mantiene a raya las infecciones.

Intestino sano : Sistema inmunitario fuerte

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Quizás no sepas que el 70% de nuestro sistema inmunitario se localiza en lo que llamamos “placas de Peyer”, tejido linfático que recubre la mucosa intestinal. Nuestra “flora intestinal” interactúa con las células inmunitarias de las placas y favorece el fortalecimiento de nuestras defensas enseñando a nuestro organismo a defenderse del ataque de gérmenes peligrosos para la salud.

Si queremos evitar que se dañe dicho recubrimiento intestinal, deberíamos evitar llevar una dieta rica en harinas blancas, azúcares y el uso de antibióticos. En cambio, para mantener el ecosistema intestinal y potenciar las defensas es muy recomendable el consumo de yogures y suplementos probióticos, así como alimentos ricos en fibra soluble.

Fuentes consultadas :

M. Muñoz, R. A. Mazure y J. M. Culebras (2004). Obesidad y sistema inmune. Nutrición Hospitalaria. 19 (6).

Revista Medicina , Canal Salud Mapfre

Mercedes Martín Sánchez

Naturópata