“Las cosas extraordinarias son hechas por hombres ordinarios”

Brad Cohen nació con Síndrome de Tourette (una disfunción neurológica que obliga a su portador a realizar movimientos estereotipados acompañados por sonidos vocales de diferente envergadura, a algunos afectados -no fue el caso de Brad- hasta les provoca decir insultos sin ningún control), y no tiene cura.

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Cuando Brad tenía doce años su madre identificó su conducta como el Síndrome de Tourette gracias a su propia investigación ; lo llevó a un grupo de apoyo con su mismo problema y ahí Brad se dió cuenta de que los asistentes “parecían resignados a una vida de derrota” y eso “lo inspiró a triunfar sobre la enfermedad”.

Que importante es tener decisión y no dejarse llevar por lo que parece no tener remedio, aunque el grupo de “apoyo” estaba resignado, él no.  El estaba decidido a luchar y triunfar ; y nada lo iba a detener, ni siquiera su Síndrome de Tourette .

Brad Cohen, un hombre que a pesar de una discapacidad que provocaba burlas y humillaciones, supo mantenerse decidido a triunfar poniendo el 100% en todo lo que hacía para lograrlo, y así encontrar el éxito haciendo lo que más quería: ser el maestro que nunca tuvo.

«A veces uno no puede tomar la línea recta, tienes que encontrar tu propio camino.

Pero mi vida con el Síndrome de Tourette me hace dar cuenta de que todo el mundo tiene una «cosa» que le persigue en alguna forma. Puede ser que sea un prejuicio o una enfermedad crónica.

Pueden ser limitaciones físicas o circunstancias de la vida o del ego o el orgullo o la envidia o el odio, pero cada uno tiene su “cosa”. Cuando somos capaces de controlar la “cosa”, nos sentimos fortalecidos y optimistas.

Pero cuando la “cosa” gana, caminamos por el camino de la desesperación. La clave es encontrar un camino que te lleve alrededor de tu limitación particular, un camino que tal vez tiene más curvas, pero que te lleva al mismo punto al final.»

Brad Cohen