Muchas personas relacionan la grasa con aumento del colesterol, nocivo para el corazón y, en general, malo para la salud. En el enorme abanico de alimentos que nos ofrece la naturaleza encontramos grasas malas y grasas buenas.

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El atún es un pescado azul, estos son pescados que su contenido en grasa es igual o superior al 10%, y en el caso del atún es del 12%. Este porcentaje nos indica que es un pescado rico en grasa, pero fuera miedos porqué sus grasas son muy beneficiosas para la salud, sobre todo para el corazón.

Se trata de un pescado rico en ácidos grasos omega 3, un tipo de grasa poliinsaturada que ayuda a rebajar los niveles de colesterol y de triglicéridos y que ejerce un papel preventivo frente a la enfermedad del corazón.

Los ácidos grasos omega 3 reducen los lípidos plasmáticos al mismo tiempo que disminuyen el poder trombótico en sangre, muy importante a tener en cuenta para reducir el riesgo de enfermedad coronaria , además, previene la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, la diabetes, el sobrepeso y la obesidad.

Su contenido en proteínas es superior al de la carne, y además, son proteínas de alto valor biológico, aunque en el aminoácido triptófano (aminoácido esencial) sea algo deficitario. Su contenido en proteínas es de 23 gramos por 100 gramos de porción comestible de atún crudo .

Siempre será mucho mejor consumir el atún fresco, no obstante, la conserva de atún no deja de ser una alternativa saludable a los fiambres, embutidos y carnes rojas. También debemos tener en cuenta que tanto consumir filetes de atún fresco como atún enlatado reduce el riesgo cardiovascular por su aporte de grasas omega 3.

Evidentemente el gran inconveniente del atún enlatado y conservado en aceites vegetales es el aporte calórico. El perfil nutricional del atún en aceite vegetal es peor por la presencia de grasas saturadas. Siempre que sea posible elegiremos el que está conservado en aceite de oliva.