El inicio de la estación se produce el día 21 de junio con el solsticio de verano. Con el sol llega el calor y nos sentimos más vitales, con tendencia por las actividades de ocio al aire libre.

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El sol es uno de los 4 elementos de la naturaleza indispensables para la vida. La luz del sol mejora el estado de ánimo, nos hace despertar después del largo invierno y nos ayuda a olvidar el estrés y la apatía, y nos proporciona energía.

También nos aporta otros muchos efectos beneficiosos: Favorece la circulación general, al calentar la piel. Estimula la síntesis de vitamina D, imprescindible para una buena absorción del Calcio. Mejora ciertas patologías de la piel.

Tiene un efecto tonificante en los músculos. Mejora el sistema inmunitario…

Por tanto no nos conviene evitarlo. Pero es importante tener unas precauciones mínimas para tomarlo: utilizar el fotoprotector adecuado, no tomar el sol entre las 12 y las 16 horas (aunque esté nublado), e hidratarse bien.

Al mismo tiempo que nos vamos adaptando al cambio de estación tenemos que ir cambiando nuestra alimentación y para ello tendremos en cuenta:

   *  Necesitaremos más energía para mantener el ritmo de las actividades que realizamos en verano y la tomaremos en forma de hidratos de carbono.

   * Necesitaremos más líquidos para reponer lo que perdemos por el sudor.

   * No necesitaremos tantas proteínas y grasas como en invierno, (que nos fueron útiles para poder mantener la temperatura corporal respecto al frío de la época).

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Si escuchamos a nuestro cuerpo nos damos cuenta de que nos pide alimentos frescos y ligeros, por tanto nuestra alimentación debe ser colorida, refrescante y simple. Se deben evitar platos muy elaborados y sustituirlos por cocinados breves como salteados, vapor y plancha.

Un buen ejemplo sería: Ensaladas de hortalizas, de verduras, de arroz, de legumbres, de cucús o de pasta integral. Gazpachos o purés fríos.

Pescado, mejor que carne y con un cocinado ligero. Y sobre todo comer más crudo, frutas y verduras, porque así aprovechamos todos los nutrientes que se perderían con la cocción.

Para mantener hidratado el cuerpo y compensar la pérdida de líquido y minerales, es muy importante beber abundante agua y tomar fruta fresca, entre horas, que además tiene un poder refrescante.

Tener en cuenta que las bebidas frías pueden producir un efecto contrario al deseado, ya que el sistema térmico del cuerpo tiende a producir calor para compensar la bajada brusca de temperatura que se produce al ingerir un té helado, por ejemplo.

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Los refrescos en general, los de cola y el alcohol no hidratan. Tomar bebidas isotónicas, si no ha habido un fuerte gasto de líquidos y minerales, (por ejemplo en un ejercicio intenso), no es recomendable porqué puede producir un desequilibrio mineral, por tanto no se deben tomar como refrescos.

Por otro lado, recordaros que en verano es muy importante extremar la higiene en la cocina para evitar posibles intoxicaciones: mantener las superficies, los utensilios y las manos bien limpias, evitar el contacto entre alimentos crudos y cocinados, y conservar los alimentos en el frigorífico correctamente.

Que nutrientes son importantes en Verano 

Los carotenoides. Son pigmentos orgánicos vegetales. Los podemos encontrar en frutas y hortalizas de color rojo y anaranjado, aunque también se hallan en menor cantidad en vegetales verdes como espinacas, perejil, acelgas en los que el color verde de la clorofila los oculta.

Algunos carotenoides son precursores de la vitamina A y se encuentran en verduras como las espinacas y acelgas y también en alimentos de origen animal como el hígado y los huevos.

Los carotenoides, en general, actúan protegiendo la piel, como antioxidantes, mejoran del sistema inmune y tienen cierta acción como protector cardiovascular.frutas-y-verduras-primavera

Si además son precursores de vitamina A multiplican su capacidad antioxidante y añaden otros beneficios sobre la piel, la vista, el aparato reproductor y el crecimiento de los huesos y cartílagos.

Los ácidos grasos poliinsaturados. Los encontramos en los pescados azules como el atún, la caballa, el salmón o las sardinas. También en nueces, semillas de girasol, de calabaza, sésamo o germen de trigo. Nos ayudan a conservar el manto hidrolipídico de la piel.

Vitaminas del grupo B, vitamina C y E, Selenio y Zinc, muy importantes para proteger la piel, también los encontraremos en la mayoría de los alimentos antes mencionados.

Lista de alimentos de temporada 

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Verduras: Ajo, berenjena, calabaza, calabacín, cebolla, judías verdes, lechuga, nabo, pepino, pimiento, rábano, remolacha, tomate y zanahorias.

Frutas: Aguacate, albaricoques, brevas, cerezas, ciruelas, frambuesas, fresas, higos, mango, manzana, melocotón, melón, membrillo, nectarina, paraguayo, pera, plátano, pomelo y sandía.

Comiendo alimentos de temporada mantenemos el ciclo natural de producción de alimentos, cuidamos nuestra salud y ayudamos al mantenimiento de pequeñas explotaciones locales realizando consumo de proximidad.

Sobre el Autor

Ana Soto
Enfermera
Máster en Nutrición y Dietética Aplicada
http://www.quesabesdenutricion.com/